El Museo Jumex ubicado en Polanco, Ciudad de
México es una iniciativa promovida por
la Fundación Jumex Arte Contemporáneo que tiene por objetivo promover y exhibir
este tipo de arte nacional e internacional poniéndolo al alcance de los
ciudadanos mexicanos.
Es curioso por que la mayoría del público cree
que habrá referencias a los jugos comerciales, pude escuchar al menos 3
personas que creyeron que obsequiarían juguitos.
Como parte de esta última visita a un museo
(que tristemente no es guiada) por parte de la clase de Arte Contemporáneo y
Sociedad me di a la tarea de visitarlo junto con mis padres como compañía el
pasado sábado 30 de abril.
En la primer galería se encuentra la colección
“La diseñadora descalza: Un taller para desaprender”, la cual se exhibe desde
el 23 de marzo hasta el 15 de mayo del 2016 y muestra los trabajos de la
diseñadora mexicana Carla Fernández donde crea sus diseños a partir de las
técnicas y tradiciones de las diferentes culturas indígenas de México. Esta
exposición ha sido coordinada en este museo por Viridiana Zavala y se le
agradece a la curadora Pieranna Cavalchini; esta es una adaptación de la
exposición original que se presentó en el Isabella Stewart Gardner Museum en
2014.
La
creadora de estas obras, Carla Fernández, siempre ha sido admiradora de la
cultura mexicana, esto se debe a que su padre es historiador y con él viajaba a
las comunidades indígenas; por otra parte, con su madre visitaba los centros de
moda internacionale. Esto dio origen a la combinación que es hoy en día, ella
es una diseñadora que expone la riqueza textil mexicana desde un ángulo
diferente al antropológico. Ha trabajado en Conaculta y el Fonart, además tiene
una carrera en historia del arte en la Universidad Iberoamericana. En el 2010
la revista Quién la nombro en la lista de las 50 personas que mueven a México.
En este piso se puede observar que cada una de
las piezas cuenta con una mampara y una plataforma sin ninguna clase de cristal
que proteja la seguridad de las obras para exhibir un maniquí que cuenta con
una adaptación de un traje típico y una mascara, algunos cuentan con un
accesorio o un par de zapatos. Con respecto a la museografía de esta sala se
puede decir que cada obra cuenta con un espacio suficiente, estas no se encuentran
apretadas, el recorrido es libre y no lleva un orden, la escala de las prendas
mostradas es real, así como el tamaño de los maniquíes, aunque personalmente
considero que el tamaño no corresponde a la estatura de la mujer mexicana
promedio. Las obras no cuentan con una ficha que indiquen sobre que etnia están
basadas, pero folletos sobre esto se encuentran en la entrada de la galería;
finalmente, esta obra se encuentra iluminada a base de luz natural, lo que
permite observar los colores y las texturas de las prendas con mayor detalle.
Sobre esta sala la obra que más llamó mi atención
fue el conjunto basado en el atuendo de Tenancingo, Estado de México, un rebozo
barragán color verde y negro que retoma los materiales típicos del rebozo, a
juego con un pantalón negro, sin calzado y con una mascara de guaje, a un
costado se encontraban dos madejas tradicionales del proceso de fabricación del
rebozo. Me agrado mucho este conjunto, bueno la mayoría me agradaron, ya que
rompe con el clásico estigma de que la ropa indígena es fea. Carla Fernández nos muestra como se pueden retomar las
tradiciones, modernizar un poco su proceso de fabricación y crear una nueva
prenda que podríamos vestir en un día normal y que además se ve elegante
poniendo en alto nuestra cultura.
El Orden Natural de las Cosas es una
exhibición temporal que durará del 11 de marzo hasta el 8 de mayo del presente
año. Esta ocupa las Galerías 2 y 3 del museo consta de 8 secciones que se
dividen 4 y 4 en cada piso. Los curadores fueron Julia González y José Esparza
Chong Cuy, la arquitectura la manejo Pedro&Juana, sociedad de arquitectos
formada por la mexicana Ana Paula Ruiz Galindo y el alemán Mecky Reuss, y los
gráficos fueron manejados por David Reinfurt
y Stuart Bailey, quienes conforman Dexter Sinister.
Sobre la obra de tres balones suspendidos en agua puedo decir que mi papá y yo nos quedamos como 10 minutos discutiendo sobre como habrían logrado suspender los balones de esta manera.
Hubo dos cosas que
me parecieron muy peculiares de esta exposición. La primera fue que al entrar a
la sala de El Orden de la Civilización observe varias fotografías, una página
de periódico antiguo y una vasijas que parecieran antiguas, pero no lo son, y
finalmente una pareja con uniforme del museo dándose un beso bastante subido de
tono. Primero, creímos que eran espectadores del museo, pero después de un buen
rato de sentirnos incómodos nos dimos cuenta que eran una parte de la
exposición, dado a que esto es muy diferente a lo que uno se espera en un
museo, solicitamos información a uno de los cuidadores, quien nos explico que
el performance demuestra lo sublime o lo desagradable que pueden ser las
emociones humanas; además esta pareja esta conformada por actores, quienes
supuestamente deberían de gritar cada 5 minutos “Guardias besándose” para que
las personas pudiéramos comprender que son una obra más, pero los actores no lo
hacían generando confusión en el público.
Cityleaks ha sido
la actividad que también llamó mi atención, es diferente, ya que toma en cuenta
al espectador haciéndolo parte de la obra. Esta es parte de las 16 terapias
Sanatorium del artista mexicano Pedro Reyes, este proyecto comenzó en 2011 y ha
recorrido diferentes ciudades del mundo. En un principio no queríamos
participar, pero finalmente nos convencimos, esta obra consiste en escribir un
secreto y amarrarlo, después se puede leer el de alguien más. Considero que
esta obra analiza las diferentes reacciones de la gente, por ejemplo mis papas
y yo nos sentimos incómodos escribiendo juntos, por lo que nos separamos, y a
la hora de leer un secreto ajeno podemos analizar las diferentes personalidades
de los extraños, ya que a mi me tocó leer algo sumamente superficial, mientras
que a mi mamá un miedo muy personal y a mi papá un secreto bastante fuerte y
personal de alguien.
A diferencia de la
galería anterior, en esta la iluminación es artificial y pareciera que cada
objeto tiene su propio foco, ninguna obra menciona su autor o título dejándolo a
la libre interpretación del público, la colocación de las obras varía entre
repisas, obras a ras de suelo, pero ninguna esta cubierta por una vitrina,
algunas parecen que se pueden tocar, pero sabes que no se pueden tocar hasta
que los cuidadores te lo dicen.
Mi familia y yo no entendíamos
el orden de la exhibición y fue hasta que terminamos el recorrido y
recapacitamos en la numeración de las obras que nos dimos cuenta que recorrimos
El Orden Natural de las Cosas al revés. Si bien a mis papas no les gusto nada
la segunda exposición, en lo personal, me gusta retarme a intentar entender
esta clase de colecciones, y creo que con este curso me he vuelto un poco menos
ignorante en este rubro.
Referencias:
Como último comentario, tuve una duda existencial que hasta el día de hoy ronda por mi cabeza, los folletos incluyen una foto de Andrea Palladio, un reconocido arquitecto italiano; sin embargo, no comprendo su relación con la obra. Mientras nos metimos por atrás de un pasillo por error, mi papá notó que la foto de este hombre se encontraba atrás de una de las paredes falsas, como si estuviera escondido listo para ser encontrado.